Nuestra Empresa

Autocares Rivilla es una compañía de transporte de viajeros afincada en Puertollano (Ciudad Real) desde hace más de 70 años. Desde su origen hasta la actualidad ha tenido como principal valor la orientación hacia sus clientes y sus necesidades específicas. En la actualidad cuenta con más de 20 vehículos Mercedes y la plantilla está compuesta por una veintena de trabajadores. Autocares Rivilla ofrece servicios a administraciones públicas, colegios, asociaciones, clubes deportivos, empresas y particulares (p.ej.: bodas y todo tipo de viajes de ocio o laborales), siendo la fidelidad de sus clientes el mejor exponente de calidad en los servicios. Cuenta con diversos premios, destacando los siguientes:

Galardones

\

Medalla al Mérito en el Transporte de Viajeros a nivel nacional en la 17 Semana Nacional del Autocar y Autobús que tuvo lugar en Gijón en el año 2004.

\

Premio al Empresario de Mayor Tradición concedido por CEOE CEPYME de Ciudad Real

\

Premio al Mérito Empresarial otorgado por la Federación de Empresarios de Puertollano.

Premio al empresario con mayor tradición

Camino a los 95 años de historia desde 1930

Tres generaciones han pasado ya por la empresa familiar Autocares Rivilla, que cumplirá pronto los 95 años desde la puesta en marcha de la línea Puertollano-Mestanza, la primera que puso en funcionamiento el transporte de viajeros en la ciudad minera. En nuestra comarca, Autocares Rivilla fue el primer propulsor de esta actividad, cuya iniciativa emprendedora tiene presencia aún en nuestros días.

Julián Rivilla Rivilla, el primer gerente de la empresa, inició su actividad hacia el año 1930 con un vehículo denominado mixto, que permitía la realización simultánea del transporte de mercancías y de pasajeros, en un principio hasta Riofrio, y posteriormente a Aldea del Rey.

Nuestra historia

Después de la Guerra Civil, Rivilla continuó la actividad con su Ford 8, que poco se parecía a los autocares de hoy, pues estaba fabricado de chapa y madera. Gracias a la ayuda de su cuñado y hermano de su mujer, Inocente Barrera y de su buen amigo Jesús Cruz consiguieron reconstruirlo y convertirlo en un autocar para pasajeros.

Desde muy temprana edad su hijo Julián Rivilla Barrera trabajó junto a él, y gracias a su esfuerzo y perseverancia y el buen trato con la gente a lo largo de estos años, han podido transportar a miles de familias que viajan anualmente con ellos.

Hacia el año 1950 aproximadamente, la empresa obtuvo la concesión de explotación de la línea Puertollano Cabezarrubias, para más tarde llegar hasta Mestanza, y la cual amplió su servicio años después hasta la Mina de Diógenes, pedanía que desapareció cuando cerraron las minas.

La parada estaba situada inicialmente en la Casa de la Enemesia (en la actual calle Goya esquina Via Crucis), y posteriormente se trasladaron a la calle Juan Bravo, concretamente al Bar Sol, para finalmente partir del Bar Rivilla, sitio en el actual edificio Gran Teatro y cuyo propietario era el propio Julián. Y en las oficinas ubicadas en el bar, fue donde Julian Rivilla Barrera se inició en esta actividad, en un primer momento cobrando los billetes a los pasajeros, y después conduciendo el mismo los autocares, con apenas 12 años. Además, repartían las mercancías, fundamentalmente alimentos, medicamentos y el correo, a los vecinos de las localidades.

Hacia 1960 llegó el segundo coche, un Studebaker y más tarde un vehículo marca GMC. En esa misma les fue concedida la ruta entre Puertollano y Solana del Pino. Cuando Rivilla Barrera cumplió los 18 años, tomó el mando del negocio y se convirtió en el verdadero impulsor de la actividad familiar, creando la actual empresa Autocares Rivilla.

Fue en este momento cuando comenzó a realizar viajes discrecionales a diferentes puntos de la geografía española, incluso del extranjero, igualmente, transportaba a los jugadores del Club de Futbol Calvo Sotelo, que permaneció casi siempre en 3 División y 2º B sus aficionados hasta el Campo de Fútbol del Cerrú.

Hacia 1960 llegó el segundo coche, un Studebaker y más tarde un vehículo marca GMC. En esa misma les fue concedida la ruta entre Puertollano y Solana del Pino. Cuando Rivilla Barrera cumplió los 18 años, tomó el mando del negocio y se convirtió en el verdadero impulsor de la actividad familiar, creando la actual empresa Autocares Rivilla.

Fue en este momento cuando comenzó a realizar viajes discrecionales a diferentes puntos de la geografía española, incluso del extranjero, igualmente, transportaba a los jugadores del Club de Futbol Calvo Sotelo, que permaneció casi siempre en 3 División y 2º B sus aficionados hasta el Campo de Fútbol del Cerrú.

Fueron tiempos difíciles que, sin embargo, no lograron frenar el crecimiento de la Empresa, impulsado también por Flor García, la esposa de Julián, trabajadora inagotable que con su esmerada atención al cliente ha contribuido especialmente a fidelizar y ampliar la cartera de clientes. Desde hace más de una década se ha unido a ellos su hijo mayor, Julián Rivilla García, Licenciado en Dirección y Administración de Empresas, igualmente es justo destacar la labor de todos los empleados cuya lealtad (son varios los trabajadores que superan los 30 años en la empresa) es el mejor exponente de que todos forman una gran familia.

En la actualidad, Autocares Rivilla ofrece servicios a administraciones públicas, así como empresas privadas. Según Julián Rivilla “el mejor aval de la empresa es la fidelidad de mis clientes, con los que algunos llevamos trabajando más de 40 años”

Lejos quedan ya sus comienzos con aquellos rudimentarios pero entrañables vehículos. Sin embargo, en todo este largo camino, con tres generaciones familiares incorporadas a la empresa, continua su afán por dar el mejor de los servicios.

Llegar a cumplir 80 años trabajando en familia se ha convertido para los Rivilla en algo tan natural como necesario. Han formado tal piña que, juntos, con sus fieles conductores, consiguen que los recuerdos no pierdan nitidez y que los autobuses de Rivilla se hayan convertido en parte del paisaje del Valle de Alcúdia.

Lejos quedan ya sus comienzos con aquellos rudimentarios pero entrañables vehículos. Sin embargo, en todo este largo camino, con tres generaciones familiares incorporadas a la empresa, continua su afán por dar el mejor de los servicios.

Llegar a cumplir 80 años trabajando en familia se ha convertido para los Rivilla en algo tan natural como necesario. Han formado tal piña que, juntos, con sus fieles conductores, consiguen que los recuerdos no pierdan nitidez y que los autobuses de Rivilla se hayan convertido en parte del paisaje del Valle de Alcúdia.